Desde que vi El Juego de Ender la primera vez, no he podido sacarla de mi mente. Durante mucho tiempo me he preguntado: ¿por qué gusta tanto? ¿Qué la hace tan especial? La respuesta llegó a mí mientras leía uno de los tantos libros que conforman el universo de esta saga literaria.
Todo el tema central de la película es el liderazgo. La Flota Internacional (la unión militar de todos los países de la Tierra) están buscando a ese adolescente que se convierta en el próximo gran comandante y estratega que acabe de una vez por todas con los Fórmicos (extraterrestres con aspecto de hormigas), y Andrew “Ender” Wiggin resulta ser la pieza perfecta para dicho plan.
En la película vemos poco a poco la destreza e inteligencia de Ender, quien demuestra su potencial como líder y estratega, en las escenas cuando le asignan el liderazgo de la tropa Dragón para competir en el Cuarto de Batalla. Y es durante estos enfrentamientos, que Ender logra adaptarse a los escenarios adversos contra enemigos que harán lo que sea con tal de acabar con él y su tropa. Las otras escenas (cargadas de acción, tensión y frustración) donde sale a relucir su talento como líder son en las simulaciones de enfrentamientos contra los Fórmicos.
En mi opinión, la siguiente es la escena, que resume perfectamente al personaje de Ender y el tema central de la película, es la “simulación final” para graduarse de la Escuela de Batalla. Es la parte más caótica de toda la película, donde vemos al verdadero Andrew “Ender” Wiggin en acción.
SPOILER ALERT: si no han visto la película, no vean este video.
Quizá El Juego de Ender no es, ni remotamente, la mejor película de ciencia ficción, pero retrata de una manera muy acertada el rol de un líder, la carga que este puesto conlleva, las consecuencias y sacrificios que se tienen que hacer por un bien mayor.